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Septiembre 2022 | Boletín nº 147 | Suscríbete
NIPO: 116-19-035-2

Falsificación de alimentos

Los delitos y fraudes alimentarios pueden adoptar muchas formas, afectando la calidad, la autenticidad y la seguridad de los alimentos. La adulteración, la adición de una sustancia extraña que no está en la etiqueta del producto para reducir costos o falsificar una mayor calidad, es un ejemplo. Otro ejemplo es la sustitución, reemplazar un ingrediente con una sustancia similar de calidad inferior.

Ninguna industria es inmune. Desde dulces, hierbas y especias y carne, hasta aceite de oliva y vino, casi todos los tipos de alimentos y bebidas han estado sujetos a este tipo de prácticas. A veces esto se debe a un comportamiento delictivo intencional, otras veces al incumplimiento.

Atendiendo al Código Alimentario español, tiene la consideración de falsificado todo alimento en el que se haga concurrir alguna de las siguientes circunstancias:

  • Que haya sido preparado o rotulado para simular otro conocido.
  • Que su composición real no corresponda a la declarada y comercialmente anunciada.
  • Cualquier otra capaz de inducir a error al consumidor.

Viejo problema, interés renovado

Desde la antigüedad griega y romana, el sector alimentario ha atraído a los delincuentes. Es lucrativo, requiere mucho dinero en efectivo y, a menudo, está regulado por marcos legislativos que dificultan el enjuiciamiento y la vigilancia. Apenas sufre contratiempos económicos.

Como dependemos de los alimentos para nuestra supervivencia diaria, los cambios de precios solo tienen un efecto limitado en la demanda de alimentos. Los delitos alimentarios a menudo pasan desapercibidos y se castigan con penas relativamente bajas, según el caso.

Además de ser una amenaza para la salud y la seguridad públicas, los delitos alimentarios son una amenaza para la reputación de la industria alimentaria. También puede ser un indicador de delitos más “graves” o tradicionales.

La regulación y el control de los delitos alimentarios pueden ayudar a las autoridades a detectar otros delitos. Las irregularidades fiscales, el blanqueo de capitales, la evasión fiscal o el fraude documental pueden identificarse mediante el descubrimiento de delitos alimentarios como incumplimientos de las normas de higiene, y viceversa.

Los delitos alimentarios también pueden indicar la presencia de grupos delictivos organizados que se infiltran en el sector alimentario. Como muestran estos casos, abordar los delitos alimentarios requiere la cooperación entre los reguladores alimentarios, la policía, los departamentos de salud y de comercio. Los delitos alimentarios han existido durante mucho tiempo. Las consecuencias de los delitos alimentarios son graves, desde enfermar a las personas hasta apoyar el crimen organizado.

Desde el año 2011 Interpol y Europol coordinan el desarrollo una operación cuyo objetivo es combatir la falsificación de alimentos. La primera fase de la operación Opson contó con la participación de 10 países, principalmente de Europa.

Desde entonces, la operación Opson ha logrado el compromiso de cada vez más países para abordar esta cuestión. En la décima edición de la operación Opson, desarrollada en 2021, han participado autoridades policiales de 72 países, 26 de los cuales eran estados miembros de la Unión Europea (UE). En este operativo han participado miembros de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria (SANTE) de la UE, la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), las autoridades nacionales de reglamentación alimentaria y los socios del sector privado.

Operación Opson – ‘alimento’ en griego antiguo– es una operación anual de aplicación de la ley cuyo objetivo es retirar del mercado bebidas y alimentos que no cumplen los requisitos mínimos de calidad o están falsificados, así como desmantelar a los grupos de delincuencia organizada implicados.

Los participantes de organismos encargados de la aplicación de la ley, de aduanas y de organismos nacionales reguladores de alimentos realizan controles en tiendas, mercados, aeropuertos y puertos marítimos para localizar y confiscar productos alimentarios falsificados o que no cumplen los requisitos mínimos de calidad.

En España la operación está liderada por la Guardia Civil. La décima edición de la Operación OPSON X coordinada con Europol e Interpol, continúa dedicada a la investigación del fraude alimentario. En la fase de explotación se intensificaron los controles contra la falsificación, venta, etiquetado, comercio, distribución ilegal o el adulterado de productos alimenticios y fraude económico.

A nivel europeo se realizaron alrededor de 68.000 controles, con 663 detenciones y se ha llegado a estimar un fraude económico de unos 53,8 millones de euros, con un total de 15.451 toneladas de alimentos incautados.

En España la Guardia Civil ha intensificado la vigilancia sobre la amenaza relevante que supone el fraude agroalimentario y en la que se destaca la elaboración y distribución de productos falsificados o de baja calidad, que influye directamente en el mercado de los consumidores la operación culminó con la detención o investigación de 120 personas en 16 operaciones contra el fraude alimentario

Se incautaron más de 600 toneladas de semillas y plantas, así como 116.000 litros de bebidas espirituosas. En esta edición operación se ha centrado en vino y bebidas alcohólicas, pasaporte y carne de caballo para consumo humano, miel y productos de apicultura, así como semillas y plantas.

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