La Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) celebró el pasado viernes el Día Mundial de la Propiedad Intelectual e Industrial (PI) con un acto en el Auditorio Nacional de Música, un escenario inmejorable para la ocasión, ya que este año la celebración giraba en torno al arte musical.
Cada 26 de abril se celebra este día en todo el mundo para trasladar a la sociedad el papel que juegan los derechos de PI en el fomento de las artes y el desarrollo de la innovación tecnológica, tan importantes para el progreso humano. Este año la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), bajo el lema “La Propiedad Intelectual y la música: Al ritmo de la PI”, se ha centrado en esta disciplina artística para poner de relieve cómo la creatividad y la capacidad de innovar de los músicos de todo el mundo se ven favorecidas por la existencia de un ecosistema sólido y robusto de derechos de PI que protegen sus obras e invenciones.
El director del Auditorio Nacional y anfitrión del acto, Javier Moreno Artés, encargado de su apertura, recordó que “la creación artística no se da al margen de lo legal y, por tanto, la música debe ser creada e interpretada, pero también protegida”.
El subsecretario de Industria y Turismo y presidente de la OEPM, Pablo Garde Lobo, tomó la palabra para señalar la relevancia que tienen las distintas modalidades de títulos de reconocimiento de derechos de Propiedad Industrial como las innovaciones, los diseños o las marcas, a la hora de establecer la forma en que nos relacionamos con la música.
Tanto el director de OMPI, Daren Tang, como el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, quisieron formar parte de este acto y, pese a no poder estar presentes, mostraron su apoyo a través de sendos vídeos donde recalcaban la importancia de la Propiedad Intelectual e Industrial para el desarrollo artístico, económico y social.
La siguiente ponente, Cristina Bordas Ibáñez, catedrática de Musicología de la Universidad Complutense de Madrid, guio a los asistentes por un viaje musical a través del tiempo al recorrer la historia de las invenciones musicales registradas durante los siglos XVIII y XIX. “Los instrumentos son el reflejo del ingenio humano y de las necesidades de cada sociedad”, aseguraba. También agradeció a la OEPM el acceso a su Archivo Histórico, donde se recogen los expedientes relativos a una buena parte de estas invenciones y que es de gran importancia para la labor de los investigadores, según indicó la académica.
A continuación, se trasladó el debate al presente, a través del coloquio “Afinando la innovación”, moderado por la directora de la OEPM, Elisa Rodríguez Ortiz, y con el que se pretendió dar voz a una amplia variedad de perfiles profesionales involucrados en la industria musical, con el objeto de ofrecer al público una visión global del panorama actual y de su relación con la innovación.
La conversación comenzó por tratar un tema tan interesante como es la construcción de una marca y todos los factores que contribuyen a que este proceso sea exitoso. Sol López-González, abogada especializada en Propiedad Intelectual e Industrial explicó cómo asesoraba a los artistas musicales a la hora de registrar sus marcas, que no se centran tan solo en el nombre del grupo, sino que también se pueden registrar otros elementos como singles, álbumes o giras exitosas.
Gema del Valle de la Cruz, directora de Comunicación de Subterfuge Records, habló de la experiencia de su sello discográfico y de cómo la construcción de su marca había tenido mucho que ver con su “trabajo, valores y personalidad irreverente”.
Si la catedrática Bordas había señalado en su intervención previa que las innovaciones nacen de las necesidades de la sociedad, la profesora de la Universidad de Alicante y miembro del Proyecto Flow, Beatriz Grau, vino a corroborarlo en su intervención en el coloquio al presentar su creación. Se trata de una flauta que se puede tocar con una sola mano y que nació de la necesidad de una serie de alumnos con discapacidad física que únicamente podían emplear una mano, de aprender a tocar junto al resto de sus compañeros.
Una necesidad social parecida es la que inspiró a Francisco José Cuadrado, diseñador sonoro y profesor de la Universidad de Loyola, para desarrollar un dispositivo que logró mejorar las competencias cognitivas de los estudiantes que lo utilizaron combinando música y tecnología.
Eduardo Valencia, representante de AMETIC, la Asociación de la Industria Digital en España, puso el foco en cómo “la irrupción de la tecnología ha cambiado y cambia constantemente la forma de trabajar de los artistas”. Mencionó varios ejemplos de cómo los contenidos son cada vez más accesibles a una mayor cantidad de público a través de tecnologías como el streaming, que permitió que siguiéramos disfrutando de la música durante la pandemia de COVID-19.
Todos los ponentes coincidieron en que el desarrollo tecnológico experimentado en los últimos años ofrece grandes oportunidades para la innovación, pero su ritmo tan acelerado plantea también una serie de retos que es necesario afrontar y ante los que hay que permanecer vigilantes para proteger el trabajo de los artistas.
Este coloquio fue, en definitiva, una gran ocasión para un debate enriquecedor y una reflexión profunda sobre cómo la innovación transforma cada día la forma en que la sociedad se relaciona con la música.
El broche de oro a la jornada lo puso Ana Crismán, una artista que tuvo la valentía de dejar atrás su vida anterior para dedicarse en cuerpo y alma a su pasión, la música flamenca. Ana Crismán es el ejemplo de que la innovación tiene múltiples facetas y no necesariamente va siempre ligada al desarrollo tecnológico. Esta artista ha sido capaz de innovar introduciendo un instrumento antiquísimo como el arpa a un género musical cuyos orígenes también se remontan muy atrás en el tiempo, el flamenco.
Ana Crismán ha desarrollado una serie de modificaciones técnicas en el arpa con la ayuda de un ebanista para lograr un sonido auténticamente flamenco y consiguió fascinar a la audiencia con el relato de su vida y, sobre todo, con una brillante interpretación musical, poniendo fin, entre grandes aplausos, a una jornada para el recuerdo.
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